Día de las Letras Canarias 2014
Agustín Millares Sall
"Nuestras lecturas"
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APRENDIZAJE
Escribía
las primeras letras
en mi primera plana de caligrafía:
(a,
e, i, o, u,
más
sabe el burro que tú).
Con pluma y palillero
calaba una bayoneta
con la que, llegado un día,
me
lanzaría
a combatir el miedo...
(La letra con sangre entra,
por ejemplo).
Entonces no existía
el bolígrafo. Y la
pluma estilográfica
sólo la usaban las personas mayores.
Entonces yo no sabía
manipular el arma de las letras,
y, con algunos dedos
de la mano derecha
manchados por la tinta,
sufría
la primera represión
pedagógica:
la
palmeta.
Entonces —todavía —,
estaba
por descubrir la poesía.
Y todo se me quedaba en el
tintero.
ASUNTO
DE LETRAS
La B se
levantó de la L
porque
estaba engordando demasiado.
¿Para
qué tienes ojos en la
cara? —le había dicho la S—;
¿No
sabes que es malo engordar tanto?
Levántate y anda todo lo
que puedas.
Y la B
estuvo andando desde la A hasta la Z,
y
viceversa,
meses y
meses,
años y años.
No pudo
llevar la cuenta de las veces
que
recorrió en los dos sentidos
el abecedario.
Un
día, pasado el tiempo,
quiso verse.
Se vio al espejo, y nada había cambiado.
Tenía el mismo pecho, el mismo vientre.
A la mañana siguiente
la
noticia más destacada de los
diarios
fue la
de un cajista asesinado
en una
editorial de mala muerte,
con
una B entre los dedos y en estado.
No ha podido decirse
ni se sabe hasta dónde
puede la voz humana
llegar con su mensaje cuando se siente
libre
y elige la aventura como vía
más
clara,
sin tener otros límites
que los nunca medidos ni alcanzados del
alma.
Como cantar no hay nada.
Cantar —lo
que se dice
cantar—
volar se llama,
volar, sencillamente; romper la
superficie
de la noche cerrada
y quedar navegando en el océano
virgen
de la estrella más
alta;
elevar el sentido de las cosas más
simples,
descubrir la razón
de la fuerza del agua,
del ondear del trigo en las tierras
felices.
Como cantar no hay nada.
Cantar, cantar se llama
libertad en los tiempos más
duros y difíciles,
es hallar la palabra
con la que no es posible
consumar ningún
crimen,
con la que no se puede maltratar la
alborada.
Cantar es la llamada
de más
eco que existe,
el aire de más
vida, el sueño
de más
alas.
COMPETICIÓN
AMOROSA
Estamos
ante el mar,
tendidos
en la arena
de la
playa, cabeza con cabeza.
El día se va a enterrar
de un momento a otro.
(El tiempo vuela).
¡Qué pena
que el día
vaya a naufragar!
Queremos
ver más allá
del
horizonte que, a duras penas, se cierra.
Mano
con mano, estrella con estrella,
todo es
inútil ya.
No le
paso más olas a la tierra.
CONTIGO
¿Qué
es lo que buscas, amigo,
con
los ojos en la mar?
Caminos libres, amigo,
donde poder caminar.
Sólo
yo te puedo dar
esos
caminos, amigo.
Ven
conmigo.
¿A
dónde
quieres llevar
la voz de mi sangre, amigo?
Al corazón
popular.
Soy el pueblo, el pueblo, amigo,
y conmigo has de llegar
bien lejos... Vente conmigo.
Ven, te digo.
Vamos juntos a cantar
la gozosa pleamar
de la paloma y del trigo.
Dame pronto el brazo, amigo,
que comienzo a despertar.
Voy contigo.
DESCUBRIMIENTO
DE LA ALEGRÍA
Cerrado
por duelo, no.
Abierto
por alegría.
Abierta
ventana al sol,
feliz,
alegre es la vida.
Maldigo
la noche fría,
la muerte que alrededor
de mí, sin palabras, gira.
Yo
busco cerrar la herida
que me
da pena y dolor.
Quiero
volver a la orilla
del mar
donde se inició
mi estrella en un agua limpia.
No
quiero enlutar mi voz,
vestir
de negro la dicha.
Me
niego a decir adiós
al sol, al aire, a la vida.
Cerrado
por duelo, no.
Abierto
por alegría.
DESEOS
A UNA
¡Oh
gris y siempre gris desesperanza,
mal rayo no, buen rayo el que te parta,
el que te rompa de una vez la crisma,
el que te deje sin razón de entrada,
el que te gane a fondo la partida,
el que te pulverice la arrogancia!
Voy a
darte cantando la batalla,
voy a
cerrarte el paso con mi firma,
voy a
darte, en coraje, ciento y raya.
Te
echaré de mi casa,
pasaré por encima
si hace
falta,
de tu
espinosa sombra entrometida
que
pretende dejarme en la estacada.
Y no
pienses volver a las andadas,
ni sueñes con volver a mis
orillas,
ni pretendas que falte a mi palabra;
jamás esperes que en tu nombre escriba.
Voy a
dejarte en el solar tendida
inútil, cancelada
en
nombre de la vida,
Don
Esteban, el loco.
Se
tapaba
con
trozos
de
algodón los oídos.
Llevaba
una maleta de papeles viejos,
de
panfletos rotos,
de
cartas y periódicos
con descuido perfecto.
Todos
los niños
le teníamos miedo.
Pero él, a nadie asustaba.
Se sentaba
en un muro, siempre absorto,
muy
lejos
de nosotros.
Abría
su maleta y contaba,
con fruición y añoranza,
sus tesoros.
ERA
Era un muchacho
Que muy poco tenía que decir
Me miraba en los charcos
De agua en el agua sin fin
Y nada me decía el confuso retrato
Era un coto cerrado
No salía
de allí.
Reclamaba a las flores de un jardín
Que me dijeran algo
Algo de lo que estaba por venir
Maravilloso rato
De aromas y colores pero sin
Una respuesta azul sobre el lejano
Futuro más
confuso me vi.
Era un muchacho
Asustada perdiz
Desprendida de la copa de un árbol
Libro apenas abierto por abrir
Página
en blanco
Virginal y feliz.
Deseaba la gloria de vivir
Gozar de cada día sin colapsos
Sin
negras inquietudes sin morir
Bruscamente
despacio
Me
quería sentir Mágicamente mágico.
Era
un muchacho
Que
muy poco tenía que decir.
ESCUCHO
A PESAR DE TODO
Porque
no te oigo,
porque
no te siento, amigo,
ni
siquiera con los ojos
que
oyen más que los oídos,
dirás que me he vuelto sordo.
En el
asfalto hablan todos.
(Son
demasiados los ruidos).
Por la
gente que habla a gritos,
por el
auto, por la moto-
cicleta,
por los vidrios
rotos,
por los
ladridos
del
perro, pienso que el mundo en que vivo
es una
casa de locos.
Debo
decirte y te digo
que sin
oírte te oigo
hablar
de un mundo distinto,
un
mundo que reconozco
como el
mejor, sin haberlo conocido,
un
mundo que llevo al hombro
antes
que hubiera nacido.
EXTRAÑO
EN MI TIERRA
No se me olvidan las piedras.
Las calles me siguen siendo familiares.
(Son calles de mi tierra,
pero, parece mentira, no conozco a
nadie).
Las piedras son raíces
de las calles,
y
los troncos aún
preñan
subterráneamente
los frutos del aire.
Aún
transitan por ellas
extraños
personajes
que no hablan ni escriben en mi lengua.
¿Son
seres de otro planeta?...
¡Quién
sabe!
MI
ÚLTIMA ESCUELA
Estrecha
callejuela
donde,
con la marea
llena,
se juntaban dos mares:
el del sur y el del norte.
Allí estaba mi escuela.
Doña Aurora,
maestra y directora,
dirigía la orquesta,
muchas veces rota,
desde su trono de
reina
sin corona.
De libreta en libreta
corregía, una tras otra,
las faltas ortográficas, empleando la
goma
de borrar y trazando la letra
que creía correcta:
—Virgen se escribe con
g y no con j.
(¡Si la hubiera
escuchado Juan Ramón!...)
—A
esta resta
le falta una pierna
ortopédica.
(Y su dedo índice
borraba como esponja
un número en la negra
pizarra esquelética,
trenzado por una tiza en estado de coma).
Luego la Enciclopedia,
con la lección del día, por
materias,
recitada de carretilla, de memoria,
con frecuente intervención de la regla
reprendiendo el desliz o el punto en boca.
Y al final, el anuncio deseado: ¡Es
la hora!
(Más que por las
puertas,
por las ventanas abiertas
éramos las palomas...)
MIRANDO
POR TODOS
¿Qué más da el color del hombre?
¿Qué más da que sea amarillo,
negro o blanco?
¿Qué más da que sea cobrizo
o malayo?
¿Han turbado los colores
en el cielo el
equilibrio
de los astros?
No tiene el día otro nombre
cuando nace en otro
sitio.
Lo mismo sale y se
pone
el sol que alumbra el
camino
en éste, en ése o en aquél
espacio donde vivimos.
¿Qué más da el color del hombre?
¿Qué más da que sea distinto
en el color de la piel
si forma en la
humanidad
tanto sí es negro o amarillo,
blanco o malayo o
cobrizo?
Tan hermano es el hermano
de sangre como el que no
comparte la misma sangre.
Amarillo, negro o blanco
merecen el mismo amor.
Tú
y el hombre de otra calle
debajo de un mismo
sol.
Tú y el ser de otro
lugar
abarcando el mismo
espacio
y surcando el mismo
mar.
Todos sois seres humanos,
cosecha del mismo campo.
Tú y el que está más allá
de
tus ojos de tus labios,
soñando poderte hablar
en
el lenguaje más
claro.

NIÑOS
SIEMPRE
Deseo
compartir con alguien
—
contigo,
por
ejemplo, que jugaste
en otro
tiempo conmigo —
esta inocencia de niño
que aún conduce mi sangre
para que jamás acabe
de estar vivo.
Me
apuro a recoger el hilo
del
ayer que, aunque distante,
se
halla cada vez más
cerca de uno mismo.
Recordarme
y
recordarte, amigo,
que hay
sueños que no pueden
olvidarse
y que
hoy, sabiendo la niñez
distante,
nos
seguimos jugando, como niños,
echando
siempre una moneda al aire,
el
lugar preferente del camino.
NO
VALE
Te digo que no vale
meter el sueño
azul bajo las sábanas,
pasar
de largo, no saber de nada,
hacer
la vista gorda a lo que pasa,
guardar
la sed de estrellas bajo llave.
Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón
se calle,
que la alegría
rompa sus palabras,
que la pasión
confiese: Aquí
no hay sangre.
Te digo que no vale
que el gris siempre se salga
con la suya, que el negro se desmande
y diga CRUZ Y RAYA
al júbilo
del aire.
Vuelvo a la carga y digo: Aquí
no cabe
esconder
la cabeza bajo el ala,
decir
NO LO SABIA, ESTOY AL MARGEN,
VIVO
EN MI TORRE SOLO Y NO SE NADA.
Te digo y te repito que no vale.
NOSTALGIA
INCONTROLADA
Aún
tengo arena en los pies
De aquella remota
infancia
Aún mis huellas en la
playa
Como orígenes se ven
De las actuales
pisadas
Aún por las aguas
borradas
Vuelven con el tiempo
a ser
Convergencias
confirmadas.
Aún
tengo el clavo en la piel
Aún llevo el cubo y la
pala
Para fabricar montañas
A la altura de mi sed
Aún me subyuga ser pez
La bajamar y la barca
Y hacer burla de la
red
Con velas recién infladas.
Aún
mi memoria da fe
De aquella peña esmeralda
Centinela de mi casa
Aún declaro en el papel
Que en su cintura jugué
Que disfrutando el
ayer
Me alcé sobre sus espaldas
Con deseos de crecer.
Aún me pregunto por qué
Me
enamora la distancia.

PERMANENCIA DEL HOMBRE
Tira el
viento de los árboles.
Tira el río de los pies.
Viento y río solo ven
lo que no pueden llevarse.
La
retirada del mar
se
lleva sólo la arena.
Las raíces de la piedra
pueden más.
Son las
nubes las que corren.
No la luna.
Es el
tiempo el que se fuga.
No los
hombres.
Ni la
esperanza se pierde
ni el
eco ahoga el cantar.
El
futuro no se va
porque
viene.
Como el
sol la humanidad
es hoy,
ayer y mañana.
Porque pasa
y porque vuelve a pasar.
Son las
nubes las que corren.
No la
luna.
Es el
tiempo el que se fuga.
No los
hombres.
Ya no
nos ven por las ramas,
o en
las nubes, o en la luna,
como si
fueran fantásticas
las fiebres que uno desnuda.
Las
ramas son descolgadas
de
corpulentas alturas.
Nubes y
luna
—a
la una
a las dos y a las tres—,
recién violadas,
pasan a ser aventuras,
no ideas que se masturban.
El
hombre ya tiene alas
después que Yuri Gagarin
rompió la piel más oscura.
ROMANZA
DEL NIÑO PENADO
Madre, no encierres al niño,
no lo dejes hoy en
casa.
Le atrae la calle,
madre,
en la calle está su alma.
¡Míralo! ¡Cómo contempla
la calle por la
ventana!
¡Con qué tristeza la mira
mientras la calle le
llama!
¡Cómo espera de tu boca
la jubilosa palabra!
Si te
decidieras, madre,
¡imagínate su cara!
Mira, que si no se marcha.
Mira, que si no se escapa.
¡Que el niño tiene de un pájaro
las alas, madre, las
alas!
SUEÑA
CON LOS ÁNGELES
Te he
visto, recién nacido,
sonreír, vestir el aire
de fiesta; ser, niño mío,
el despertar de mi sangre.
Yo lo sé —tú no lo sabes,
apenas recién nacido—,
que me has abierto otras calles,
que me has dado otros caminos.
Niño mío, has sonreído
cuando no sonríe nadie,
cuando todo es color mate,
cuando la luz está en vilo.
Te he
visto, recién dormido,
como una flor que se abre,
sonreír, iluminándome
los moribundos sentidos.
Desde
ahora en adelante
no
olvidaré lo que he visto,
y me sonreiré contigo
aunque no pueda alcanzarte.
Y es que ya no soy un niño.
No sé soñar con los ángeles.
AIRE
A mi aire,
sólo
a mi aire.
Aire solo, sólo el aire.
Que me dé el aire,
luz cogida por el aire
enamorada del aire.
Abro las puertas al aire
que me convierten en aire;
gozo corrientes de aire
en libertad con el aire.
A mi aire.
Aire solo, sólo aire.
Mi corazón
siempre al aire
como desnudo y al aire
va un niño
que está en el aire.
A mi aire,
sólo a mi aire.
¡Dejadme solo, a mi
aire!